Premisa 2:
Christina Aguilera había sido una gran fan de Madonna desde su más tierna infancia. Hasta sus oídos llegó el soplo de que Madonna buscaba a una integrante de La Secta a quien convertir en su protegida. Christina se encontraba en un estado de confusión postraumático (recordemos que su cirujano acababa de ser liberado). Por no hablar de la sensación de desconcierto que le había provocado la noticia de que Beyoncé había conseguido ingresar en La Secta a pesar de ser la secuestradora del citado cirujano. Nada más salir de la clínica, Chris acudió a su esteticista habitual para depilarse las cejas, y después de haber satisfecho sus necesidades primarias, cambió de imagen: se tiñó de morena, MORENA. Este episodio (que ya podemos incluir en el Cisma de La Secta propiamente dicho) obedece a dos razones principales: La primera, atraer la atención de Madonna y conquistarla. Ya que Christina sabía que lo que triunfaba con su idolatrada era la polémica y la controversia, y ambas estaban aseguradas con este cambio tan radical. La segunda, que así demostraría al mundo su rotundo desacuerdo con la decisión tomada por la cúpula de La Secta de admitir en ella a Beyoncé; teniendo en cuenta que utilizó métodos poco ortodoxos. Pero el desacuerdo la llevó a la impotencia, la impotencia a la frustración y la frustración a la depresión. Christina tardó mucho en salir de esa fosa en la que había caído y tocó fondo cuando para estrenar su nuevo color en el videoclip que lo daría a conocer, también mostró a todos su ropa de estar por casa [Vídeo]. Lo que ella nunca sospechó era que crearía una moda que aún en nuestros días da sus últimos coletazos.
[Mucho más en breve]
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