Premisa 3:
Madonna estaba al borde de un ataque de nervios, ni comía ni dormía e incluso salía a la calle sin escote o minifalda. No era capaz de tomar una de las decisiones más difíciles de su vida. No podía escoger entre Britney Spears y Christina Aguilera. Llegar hasta este punto no había sido muy complicado ya que las dos compartían un indiscutible protagonismo en el mundo adolescente, que constituye uno de los mercados más prolíferos. Exhausta, desfallecida, extenuada, debilitada, decaída, agotada, fatigada, consumida y abatida, Madonna optó por el último de los recursos: preguntar a la bola del número 8 (versión más utilizada en América de "Pregúntale a Zandar"). El siguiente diálogo es una reconstrucción figurada de los hechos:
- ¿Es a Britney a quién debo escoger? -Madonna agitó la esfera mágica. El oscuro fluido se fue disipando poco a poco para dejar a la luz un monosílabo que determinaría el panorama musical.
-YES (traducción aproximada: sí) –se pudo ver en la bola.
Conclusión:
Madonna, que tenía una gran adoración por este tipo de artilugios desde que vio la película "Big" con Tom Hanks en el papel protagonista, no dudó en seguir el sabio consejo de la portentosa bola del 8. Una vez tomada la decisión solo había que ponerla en práctica, pero aquello suponía un mal trago para la artista ya que debía pensar cómo comunicárselo a Brit sin que Chris se enterara de ello. Era una labor muy complicada para la cual no se sentía del todo preparada pero tuvo que afrontar todos sus temores y se dispuso inmediatamente a ello. Todo consistía en ponerse en contacto con la Secretaria Mayor de La Secta, que también ejercía las funciones de madre de Britney, y así concertó una cita clandestina con su recién elegida princesa. En ella Madonna explicó a Britney Spears que quería acogerla bajo su ala y enseñarla todos sus conocimientos, tal y como lo hizo Anthony Hopkins con Antonio Banderas en "La máscara del zorro". Britney se sintió más que alagada con aquel inesperado honor y se puso en manos de su mentora. La joven le comentó a Madonna que para celebrar aquel acontecimiento podrían teñirse las raíces juntas, cual fue su sorpresa cuando mientras esperaban para ser atendidas se dieron cuenta de que Christina Aguilera estaba allí depilándose las cejas y había escuchado una parte importante de la conversación. Christina se sintió tan traicionada como Julio César cuando vio que Bruto le había apuñalado por la espalda, y se vino abajo. Una oleada de ternura, compasión, lástima y culpabilidad sobrevino a los corazones de las conspiradoras y así fue como, para limpiar su conciencia, incluyeron a Christina en el Proyecto MTV Movie Awards 2003 (¡¡¡CHAN CHAN CHÁN!!!!). Madonna, para acabar de asegurarse el dejar su huella, o más propiamente dicho, su estela de estrella, se autoproclamó Presidenta de honor de La Secta, creando así un nuevo cargo y una nueva era en La Secta.
Tanto para Madonna, como para Britney y Christina, su actuación en los MTV Movie Awards fue la confirmación de algo que hasta el momento era demasiado etéreo y cogido con alfileres. Madonna se cercioró de que Britney era, sin lugar a dudas, la mejor elección que podía haber hecho, ya que su lengua llegó mucho más profundo que la de Christina en el lamentable y lastimoso espectáculo que obligaron a ver a todo el planeta repetidas veces (y que os haremos tragaros una vez más). Britney superó sus propias expectativas. Y Christina se tuvo que conformar siendo el segundo plato.
[¡¡¡Otra, otra, otra!!! La semana que viene, niños...]
1 comentario:
Lo único bueno son las caras de Justin Timberlake y los de operación G
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